Estoy cansado de ver como los portales y persianas de
nuestra ciudad se van llenando poco a poco de pegatinas anunciando servicios decerrajería. Estos supuestos profesionales suelen aprovechar al máximo las
urgencias de los clientes que requieren un cerrajero para poder acceder a su
hogar, oficina y local, cobrando sumas elevadas y dejando muy mal el nombre de
todos los que nos dedicamos a esta profesión.
Por eso soy conocido como el cerrajero anti-pegatinas,
abogando por una forma de publicidad en la que nuestras referencias sean la
mejor carta de presentación, sin la necesidad de utilizar las pegatinas para
dar a conocer nuestros servicios.
Si usted busca un cerrajero contacte entonces a un
profesional. Es mejor solicitar algún contacto entre sus amistades y conocidos,
o acudiendo a alguna ferretería cercana, que llamando a un completo desconocido
que se anuncia en una pegatina. Si lo hace, entonces solicite precios, pida un
presupuesto claro que le deje saber el coste de la mano de obra por hora, así evitará
sorpresas y desagradables estafas.
Y cuando no hay opción y debe contactar a algún número de
las pegatinas, entonces no se quede con la primera alternativa, compare precios
y verá la enorme diferencia que puede llegar a existir entre un cerrajero y otro.
Defienda sus derechos y no permita que la seguridad de su hogar quede en las
manos de cualquiera que carezca de profesionalismo y seriedad.
Las tarifas transparentes y claras deben formar parte de los
servicios de todo cerrajero, por eso defiendo mi política anti-pegatinas como
una vía también para luchar por una ciudad limpia, precios justos y mantener
también en alto el nombre de una profesión honrada que durante siglos ha sido
heredada de padres a hijos.
Dígale no a los cerrajeros de las pegatinas, abogue usted
también porque nuestros portales y persianas se mantengan limpios y exija los
servicios de los mejores profesionales para garantizar la seguridad de su hogar
de forma eficiente.
Recuerde: la seguridad de su hogar es tan fuerte como su
punto más débil.